Tuesday, February 14, 2006

Wednesday, February 08, 2006

Madera


Hay veces que dudas
si está hecho para vivir.
Sacas la cabeza
tan sólo para respirar
y un día de pronto
te vuelves madera: madera de astilla,
madera sin flor,
madera de hombre plantada en la acera
como una semilla que nunca creció.

Y sigues el ritmo del mundo, sin saber porqué.
Buscando razones,
pretextos para desistir. En ese momento
te vuelves moneda:
moneda vendida a las arcas de dios,
al único dios que gobierna esta tierra,
un dios ambulante que rifa su amor.

y llamas a gritos
pero nadie te puede oir.
Las manos te ignoran, los ojos no te quieren ver.
Recuerdas el tiempo en que fuiste bandera:
bandera encencida de trapo y cartón
bandera en favor de los que siempre esperan
que vuelva la vida a su corazón

Letra y música: Antonio de Pinto

Sunday, February 05, 2006

Viva la gramática

Una red invisible de palabras planea sobre nuestras cabezas. Todas las conversaciones realizadas a través de los teléfonos móviles recorren la atmósfera antes de llegar a su destinatario. A las sucesivas capas de gas que rodean la Tierra habría que añadir ahora la alfabética. Esta capa, a diferencia de la de ozono, no tienen ningún agujero. Es más, no cabe una letra ya en este tejido. De no ser transparente, hace tiempo que viviríamos a oscuras. Sobrecoge la posibilidad de que un día esas palabras se solidifiquen de forma paranormal, como los aerolitos, y comiencen a caer sobre nosotros. Saldría uno al jardín y le caería a los pies una oración gramatical cualquiera: "Dile a tu madre que no voy a comer".

Si las palabras fueran materiales de construcción, hace tiempo que no se podría salir a la calle. De hecho, casi no se puede entrar ya en el tren o en el autocar de línea. Está uno intentando concentrarse en una novela de Simenon, cuando le cae encima la conversación del señor de atrás con su socio. El señor de atrás fabrica envases de plástico, aunque después de escucharle un rato, en detrimento de Simenon, se da uno cuenta de que lo que el señor de atrás fabrica son frases. Defectuosas, por cierto. En las dos horas que ha durado el viaje, y la conferencia telefónica por tanto, no ha hecho una sola construcción sintáctica como Dios manda. Espero que sus envases sean mejores, aunque lo que a él le gusta es la oratoria.

La industria del futuro es la industria sintáctica. Todo el mundo habla. No hacemos otra cosa que hablar. La atmósfera está completamente llena de conversaciones. Lo malo es que son conversaciones banales, malas, rotas, tristes, defectuosas. Tanta tecnología punta para preguntarle a la sufrida esposa dónde está la mahonesa. Pues en el tarro de la mahonesa, hombre de Dios, dónde quieres que esté. Vamos, que son mejores los teléfonos que las conversaciones. Pues bien, ahora que ya hemos conseguido una calidad impresionante en el aparato, sería hora de poner las frases a su altura. En otras palabras: viva la gramática, con permiso de Telefónica (con acento en la o).
Juan José Millás

Saturday, February 04, 2006

CELEBRACIÓN DE LA FANTASÍA


Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, por que la estaba usando en no sé que aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.

Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón.

Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba mas de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:

-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo

-Y anda bien -le pregunté

-Atrasa un poco -reconoció.

Eduardo Galeano

Wednesday, February 01, 2006


Estados de ánimo
A veces me siento
como un águila en el aire.
(Pablo Milanés)

Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.

Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.

A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.

Mario Benedetti